Zona suroriental




El Poblado, Comuna 14

Las tierras donde hoy se encuentra esta comuna, fueron descubiertas por Jerónimo Luis Tejelo en 1541, los españoles las llamaron Valle de San Lorenzo por su devoción a este santo, mientras los indígenas las denominaron Valle de Aburrá, debido a la fertilidad de sus tierras. Años más tarde, Herrera Campuzano dispuso la construcción de un poblado para indígenas en este lugar mediante el auto de resguardo del 2 de marzo de 1616. En él, se disponía la construcción de un poblado indígena: la situación de la plaza y un templo que cayera en 1720, año en que el cabildo donó tierras para la construcción de la iglesia de San Lorenzo; fue en estos predios donde se construyó entonces el poblado de San Lorenzo, nombre que llevó hasta 1876 cuando se construyó la parroquia "El Poblado de San José" hecho que propició el cambio del nombre del barrio. En la actualidad la parroquia conserva este nombre, pero el barrio finalmente adoptó el nombre de "El Poblado" que hasta 1950 fuera un pueblito, al que se llegaba desde la ciudad por una carretera destapada. Hoy está clasificado por el municipio como la comuna 14. Es en estos predios donde se construyó la primera urbanización moderna financiada como solución de vivienda para clase media. Más adelante, el mismo banco compró unos lotes contiguos al conocido terrateniente de la zona Ramón H. Londoño y allí se construyó el barrio Provenza. Según Aricapa (2004) las familias que habitaron estos barrios en su mayoría fueron entonces de medianos recursos económicos y en algunos casos hasta de pocos recursos. Los industriales y comerciantes más solventes de Medellín, circunvecinos a este sector, sintieron afectado su estatus social. Hasta 1970 se caracterizó por ser un lugar donde se llevaba un auténtica vida de pueblo, pero la modernización de sus vías transversales y la construcción del Hotel Intercontinental activaron la urbanización de sus tierras, para los estratos altos se convirtió en un nido de exclusividad residencial y desde 1980, el lugar que empezaron a compartir con la clase emergente del fenómeno del narcotráfico. Las consecuencias no se hicieron esperar: en 1990 se da lugar a una actividad comercial caracterizada por la exclusividad de dicho sector, hecho que disparó los precios de la propiedad raíz y propició la salida de muchas familias tradicionales ante esta bonanza. En 1993 se dio paso a la rumba nocturna con su consabida transformación en la Zona Rosa de Medellín. (Aricapa, 2004, 185). Las lomas en los 22 barrios, entre ellos Castropol, El Tesoro, Los Balsos, San Lucas, Patio Bonito, que componen esta comuna sobresalen en la visión panorámica de Medellín por sus construcciones de imponentes torres residenciales, grandes centros comerciales, agrupaciones de edificios que componen un sector financiero y hotelero que han convertido a esta comuna en el área más costosa del país y con las mejores condiciones de vida de Medellín.